miércoles, 6 de agosto de 2008

DC: Nueve de Oros y El Carro


¡Hermosas cartas¡. Ambas reflejan confianza, tranquilidad.


En la primera vemos a un dama que por sus ropajes y porte señala que es de alta alcurnia. Sus ropajes, dorados, como los pentáculos que hay detrás de ella. También lleva en su mano izquierda protegida con un guante un halcón con el capuchón puesto, en estado de espera. La cetrería estaba considerada deporte exclusivo de altas capas de la sociedad. El jardín es frondoso, y lleno de racimos de uva esperando a ser recolectados. Todo en esta imagen da sensación de abundancia, de fertilidad, de productividad. Pero un caracol en primer término, nos recuerda que esto es el final de una etapa, el resultado de un esfuerzo previo.


Da la imagen de riqueza exterior tanto como interior.


En la segunda carta vemos a un auriga dispuesto a partir. Su mirada, al frente. Su postura, la de estar preparado para dirigir a sus dos monturas. Todavía no ha empezado a moverse, pues vemos que las dos esfinges están echadas,. pero se ve en el la seguridad de conseguir realizar un camino satisfactorio.

Si vemos las dos imágenes, parece que nos presenta una imagen de seguridad ante nuevos retos. Hay una experiencia y un trabajo anterior exitoso , que no tiene que ver con los nuevos proyectos reflejados en la carta de el Carro. Reflejan la seguridad de una persona madura y experta que se embarca en nuevos proyectos desconocidos y arriesgados.
Si nos referimos a trabajo, vemos a una persona profesional, con gran experiencia y exitosa en su campo, que se va a arriesgar en nuevas facetas profesionales. Confía en su capacidad.
Si nos referimos al ámbito espiritual, vemos a una persona que ha trabajado mucho en su evolución espiritual, sabia y equilibrada, y que va a entrar en una faceta de su vida en que va a encontrarse con nuevos retos en su crecimiento espiritual.
Es curioso que a la carta del Nueve de Oros la llamen la carta de la suerte...En ella vemos que la suerte es debida a una dedicación y trabajo anterior... el caracol nos lo recuerda...


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